Ante un mercado extremadamente competitivo, PSM, desde sus inicios, diseñó un código ético de obligado cumplimiento por parte de todos y cada uno de los empleados y directivos de la compañía.

Este código se basa en tres ejes fundamentales, el individuo, la empresa y el cliente.

Todos los trabajadores deben de desarrollar su tarea en un entorno de respeto mutuo. Cada individuo debe de ser arropado por el equipo. La información generada fluye a todos y cada uno de sus miembros. Se respeta la propiedad intelectual y las licencias de uso. Cada individuo debe de sentirse identificado con los valores de honradez, transparencia, trabajo y colaboración, además de velar por la integridad, por el buen hacer y por la identidad de la compañía y su marca.

La empresa debe de aportar los medios para el ejercicio profesional en un entorno sin riesgo y proporcionar a cada miembro los instrumentos necesarios para su desarrollo personal y profesional. Se respetan los diferentes puntos de vista para llegar a un consenso.

A los clientes se les facilita la información exacta y de forma transparente, se respeta la confidencialidad, se ofrecen las diferentes opciones buscando la que mejor se le adapte a sus necesidades, y siempre, buscando la optimización de la solución. Se debe transmitir a los clientes la fortaleza y honorabilidad de la compañía, fomentar el buen trato con acuerdos claros, responsables y bien definidos. Los clientes son mucho más, son socios y PSM un equipo profesional cuyo objetivo fundamental es aportar valor.

Dentro de la compañía, los proveedores son muy valorados y una parte muy importante en la cadena de servicio al cliente. Se busca de forma muy especial su compromiso y apoyo a las líneas maestras de la política medioambiental y ética empresarial.

En general y a todos los niveles, es inaceptable para PSM cualquier tipo de discriminación, explotación, trabajo infantil, sobornos,… que atentan directa o indirectamente contra el individuo, su dignidad y su entorno.